martes, 30 de diciembre de 2014

Página 364 de 365.


Adiós 2014. Adiós a cada momento: a los inolvidables y a los que es mejor no recordar, a los que nos han hecho un poco más felices y a los que nos han hecho derrumbarnos. Adiós a personas que se han ido y hola a las que han venido para quedarse y empezar el año a nuestro lado. Adiós, y que no vuelvan, las malas rachas, todas las lágrimas derramadas, las caídas, las ganas de no hacer nada. 
Empieza un nuevo año y con él, podrían acompañarle momentos inolvidables, fuerzas para aguantar otros 365 días y ganas, muchas ganas de comernos el mundo.
Este 2014 quizás no ha sido el mejor, o en cambio, lo ha sido. No lo sé. Hace exactamente un año todo era muy distinto, diferente y si ahora estamos aquí, rodeados de ciertas personas es porque algo o alguien llamado 'destino' a querido que fuese así. Y no hay que cambiarlo. Hay que seguir caminando, cada día, con quién sea y como se pueda. 
Podemos arrepentirnos de haber vivido ciertos momentos o al contrario, dar gracias cada día por haber podido vivir aquella tarde irrepetible, esa noche que nunca olvidaremos. Podemos dar gracias o arrepentirnos también de haber besado o abrazo a algunas personas, ser indiferente para nosotros o mejor ni recordar.
Solo espero que el 2015 venga cargado de muchos buenos momentos, de los mejores. 


lunes, 17 de noviembre de 2014

El momento.

Cuando todo no puede ir peor, cuando ya se te han acabado las lágrimas, cuando no sabes qué hacer, cuando no puedes levantarte de esa caída, cuando todo y todos te fallan, cuando estás solo, cuando sabes que ya nada será igual, cuando cada día es un sufrimiento, cuando las lágrimas no cesan, cuando debes pero no puedes, cuando todo está en tu contra, cuando ya no tienes fuerzas... Cuando piensas que todo a acabado es justo ese momento en el que hay que empezar de cero. Empezar de nuevo a sonreír, ser feliz, cantar, gritar, quedar afónico, saltar, bailar, escuchar música con el volumen a tope. Es EL MOMENTO de seguir.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Inserte un título.

Hasta hace poco tenía lo necesario, lo imprescindible: esas personas que nunca fallaban. Pero como todo el mundo dice 'nada es para siempre' y yo pensaba que no sería así, que era algo especial, importante, irrompible. Todo el mundo en algún momento de tu vida acaba yéndose o eso me han demostrado todas y cada una de las personas que han pasado por mi vida, me han marcado, pero se han ido. 
He pasado tantos momentos malos desde que se han ido que por nada del mundo querría repetir. Creo que he dado demasiado, para tan poco. 
Perder lo que más quieres es uno de los dolores más grandes que existen y a veces preferiría no sentir nada, porque el dolor en ocasiones es demasiado grande para mí.
No entiendo el por qué ni siquiera si de verdad merecía tener en mi vida a alguien así o si por el contrario, esto es algo positivo y todo lo bueno viene después y solo es una mala racha, otra más.
Por otro lado sé que el pasado pasado está y que tengo que dejarlo ir, no puedo quedarme donde no me quieren y no puedo pasarlo mal por personas que ya no están.
Creo que es momento de avanzar, de volver a levantarme; no más caídas. 

Silencio.

Silencio. Mucho silencio. Quizá demasiado. Tic-tac... Tic-tac... Empiezo a sentir el segundero del reloj. Uno, dos, tres... Empiezo a contar cada segundo allí, en silencio. Hay demasiada gente o no hay nadie, no lo sé. No puedo saber cuantas personas estamos allí. Siento la respiración de alguien, de varios 'alguien' pero no puedo saber cuantas personas estamos allí. A lo mejor no hay nadie, no lo sé. Duda debería ser mi segundo nombre. Aunque es normal ¿no? Es difícil saber quien te rodea, cuántos. No me sale una sola palabra, no quiero decir nada, quizá no estuviera hablándole a nadie o quizá hay demasiada gente queriendo escucharme hablar. No puedo ver nada o no quiero ver nada, no lo sé.
Tic-tac...Tic-tac... Cuatro, cinco, seis... Más silencio.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Myself.

A veces cuesta, cuesta demasiado. Todo son malditos problemas que no me dejan avanzar. Siempre la misma historia: me levanto para volverme a caer. Es un continuo no poder. Y todo lo llevo arrastrando desde hace tanto tiempo que he perdido la cuenta de las veces que he llorado, las veces que he querido dejarlo todo, las veces que me he caído, pero a pesar de todo y para mi sorpresa, nada ni nadie a conseguido quitarme toda esa fuerza. Y quizá sea por esa gente que ha estado ahí siendo mi punto de apoyo cuando no podía o quizá porque dentro de mí, hay algo que no deja de luchar para poder sacar esa sonrisa a flote. 
Pienso que las cosas están escritas, que todo lo que nos pasa lo decide el destino y pienso que todo lo que personalmente me ha pasado, ha sido porque necesitaba hacerme fuerte de alguna manera y superar todo esto me ha hecho creer que si que puedo. Y aunque a veces piense que se me están acabando las fuerzas sé que no, que no es así, que soy más fuerte de lo que pienso y que venga lo que venga voy a poder con todo. Y creo que me merezco que sea así.
Es lo que pienso y lo que siento y lo necesitaba decir, necesitaba sacar esto, aunque me queda todo un mundo de pensamientos y de sentimientos dentro de mí que no sé si algún día podré publicar. Mientras tanto, al que no le guste, no necesito que lo lea y al que le guste encantado de que se quede. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Pos-it.

Perdón por el amor que a veces no sé darte y se evapora.
Perdón por recordarte que el silencio existe,
que la mentira es un artículo de moda,
que tus lágrimas son lluvia destilada.
Perdón por enredarme en el ovillo del orgullo
y descuidar la calma y la ternura.
Perdón por no encontrar la frase exacta
que nos salve del frío y la tristeza.
Perdón por destapar el tarro de los miedos
y dejar que aleteen en tus ojos. 
Perdón por no creer en el mercurio y en los puzzles,
por los condicionales simples y compuestos,
por el amor de encargo,
por el miedo al presente y al futuro,
por no traer el pan esta mañana,
por olvidar el día de tu cumpleaños,
por soñar a escondidas.
Perdón por no llamar a tiempo.
Perdón por levantar el tono.
Perdón por mi descuido y mi torpeza.
Perdón por no decir perdón.

Raúl Vacas.

Declárame tu amor con un disparo.

Como siempre la noche, como siempre la luna,
la bola triste (obscena),
el miedo a morir cualquier segundo de estos
mientras la lluvia aplaude en las aceras,
mientras la radio llora interminable, hermosa,
de un silencio exacto como tus labios,
labios al rojo
dictándome la guerra. Presenten armas.
Apunten. Fuego.

Raúl Vacas.

lunes, 20 de octubre de 2014

La jodida impotencia, el nudo en la garganta.

Cada día que pasa es un día más con la duda de qué pudo pasar, de todas esas cosas que me he perdido por fallos, por pequeños errores. Parece mentira lo mucho que puede cambiar tu vida con tan solo unas palabras, una mala acción...
Quizás ya es tarde para arrepentirme por todo aquello, pero dicen, que de errores se aprende. Y gracias a eso yo he aprendido muchas cosas... He aprendido que los amigos se cuentan con los dedos de una mano, que si fallas estás perdido, que las personas van y vienen y que nadie nunca, permanece en tu vida para siempre, y esto es así. He aprendido también a valorar todo aquello que me rodea, porque quizás, en cuestión de horas, ya no lo tenga. También he aprendido de todos los errores cometidos a vivir el momento, a no preocuparme del qué dirán y a intentar sonreír a pesar de lo que pueda venir.
A veces, cuando pienso en todos y cada uno de los errores cometidos a lo largo de mi vida, se me revuelve todo, y aparece el nudo en la garganta, las ganas de llorar y la impotencia de querer cambiar las cosas y ver que no puedes. Duele ver como todo cambia, pero todo cambia por los fallos cometidos, y eso a veces pasa factura.
Momentos en los que es necesario desahogarse, olvidarse de todos los problemas, de todas esas palabras, esos momentos, esas personas o ese puto mundo que te hizo daño. A veces es necesario todo eso para poder coger un empujón y seguir adelante.
Recuerda que todos somos humanos, y todos a veces cometimos errores.

Felicidad en estado puro.

La mayoría de las personas tenemos un objetivo común: ser felices. Y nos las apañamos como podemos para conseguir serlo. A veces incluso, llegamos a hacer daño a las personas que queremos por ser demasiado egoístas, no pensamos en las consecuencias porque, joder, ¿y lo bonito que es ser feliz?
Cuando realmente somos felices queremos saltar, gritar, correr, jugar, reír hasta llorar, emocionarnos y desde luego, compartir esa felicidad con las personas importantes. Y desde luego que no hay nada mejor que ser feliz y tener a las personas adecuadas en el momento indicado para serlo y que no dejen nunca que dejes de ser así. 
Y es que la felicidad está formada por pequeños momentos y personas, por recuerdos y obstáculos vencidos, por la fuerza y el valor.

domingo, 19 de octubre de 2014

Myself.

Se acabaron las lágrimas y los malos ratos, se acabó el dejar de sonreír, se acabó el mal tiempo en mi vida, va a empezar a salir el puto sol. Se acabaron los días de lluvia, de mal tiempo; se acabó pensar demasiado, las noches pensando en el pasado, recordando lo que pudo ser y no fue. Se acabó ser débil y no avanzar, se acabó rendirse sin nisiquiera intentarlo. Es el tiempo de las sonrisas sin sentido, las lágrimas de emoción y gritar de felicidad.